Thursday, August 25, 2011

Sexo y Neuroquimicos II


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Sexo y Neuroquímicos II

    La conducta humana varía. En comparación con otros primates estamos influenciados grandemente por nuestra cultura, religión, familia, etc. Como consecuencia llegamos a la conclusión de que la monogamia es algo culturalmente inducido y no parte de nuestros instintos. Pero por otra parte estamos listos para aceptar que la promiscuidad esta engranada en nuestro cerebro.  

   Estamos programados para emparejarnos (pair bonding). Nuestros cerebros están programados para que nos comprometamos en dichas conductas con un umbral de expectativa menor de seducción de lo que normalmente haríamos. Dichas programaciones sirven y proveen tensión a nuestros genes, e.g. en promedio nos mantenemos unidos o emparejados lo suficiente como para enamorarnos de nuestros hijos, quienes a su vez se benefician de ambos; padre y madre. Por otro lado podemos impacientarnos y buscar nuevos genes en la forma de nuevas parejas. Investigaciones en Italia revelan que nuestra neuroquímica de luna de miel dura típicamente dos años.   

 
   El emparejamiento o “pair bonding” no es una conducta aprendida. Si no existieran correlaciones neuronales tras esta conducta la gente no se enamoraría a través de diferentes culturas y tiempos históricos. La necesidad del emparejamiento está construida y en espera a ser activada, en comparación con la unión entre un bebe y sus padres. Estos dos programas surgen en partes del cerebro que se sobre posicionan y a su vez emplean los mismos neuroquímicos. “The coolidge effect” (la tendencia de habituarse a un compañero sexual conocido y ansiar por uno nuevo) también es un programa. El hecho de que nuestros programas de crianza y emparejamiento se dominen uno al otro no altera el que ambos nos influencian. Hasta cuando ignoramos inclinaciones a ser infiel, estas siempre aparecerán. Por esa razón las parejas, a menudo se arrepienten de ser fieles, ya que esos instintos son poderosos.
 
El ciclo del orgasmo escondido
   Si deseamos mantener nuestras uniones harmoniosas debemos entender más sobre como nuestros genes crean desunidad entre los amantes. Esto significa aprender sobre los cambios neuroquímicos que gobiernan la crianza y el emparejamiento que ocurren primeramente en el sistema límbico del cerebro. 
                                                                            Sistema Limbico
 
 El sistema límbico es similar en casi todos los mamíferos y no está bajo el control consciente, ha sido conservado bajo la evolución por que conduce a mayor variabilidad genética y mayores progenies. Tal parece que la pasión es una espada de doble filo. La pasión nos une y nos separa. La pasión es capaz de lanzar ráfagas intensas de neuroquímicos a tal magnitud, que un científico comparo un escáner del cerebro de hombres eyaculando con escáner cerebrales de personas inyectándose heroína. 
                                   Escaner cerebral de un hombre eyaculando
 
    Dicha estimulación intensa es capaz de desensibilizar el cerebro temporeramente. Es decir, amortigua nuestra respuesta al placer por un tiempo a través de mecanismos que disminuyen receptores de dopamina en una parte primitiva del cerebro llamada estriado (parte del circuito de recompensa), en lo profundo del cerebro como si la balanza estuviera no de nuestra parte hasta que el cerebro se recupere. 
                                                                        Estriado/stratum



    Varios eventos en los circuitos de recompensas ocurren luego del clímax, el cual tiene el poder de desensibilizarnos por un tiempo.
1.   1. Primero, receptores de andrógenos declinan luego de la eyaculación (toma 7 días volver a la normalidad, los efectos de la testosterona en el circuito de recompensas se desvían afectando las actitudes o el punto de vista).       
2.   2. Durante la copulación se liberan opioides que se quedan merodeando, causando disminución persistente en los niveles de oxitocina, que obstaculizan la capacidad de respuesta sexual.
3.   3. Disminución de la capacidad de respuesta neuroquímica vital para sentirse bien: dopamina.

Sin lugar a dudas, el cerebro ha cambiado. Ahora requiere mayor estimulación para obtener la misma respuesta placentera anterior y en ocasiones no hay estimulación que valga, nada logrará satisfacerle hasta lograr una recuperación. Dichos cambios ocurren en ambos sexos. Cualquiera que sean los mecanismos precisos, la disminución en la respuesta al placer en el cerebro impacta a los amantes. No todas las personas experimentan la recuperación de un golpe tan excitante de neuroquímicos de la misma manera-gracias a diferencias genéticas y de género, traumas en la niñez, o sus hábitos personales. Algunas personas pierden el interés en tener relaciones sexuales hasta que su cerebro vuelve a su sensibilidad natural y el orgasmo nuevamente se convierte en una gran idea. Para otras personas la disminución temporera de receptores o neuroquímicos les hace sentir como si carecieran de un ingrediente esencial para su felicidad, de modo que, somos idealmente sensitivos al placer.   


   El resultado de angustia que esto conlleva motiva a buscar alivio inmediato (i.e. desear mas). Debido a esta pequeña retracción nos sentimos ansiosos y emocionalmente distantes y por eso deseamos aliviar esta tensión con otro orgasmo lo antes posible. Por esa razón estamos más necesitados que lo usual, ansiando obtener pruebas adicionales amorosas de nuestra pareja (exigencias, celos, disputas incoherentes) en nuestros propios términos absolutistas. Ambas estrategias son intentos para estimular sentimientos de placer que ahora se encuentran en un circuito de recompensas lento o vago. 

  Desafortunadamente, a menos que ambas personas hayan escogido el mismo “medicamento” para su incomodidad, su vida amorosa puede estar fuera de sincronización. Si su pareja rechaza sus avances, puede parecer que no le importa lo suficiente como para complacerle. O por el contrario puede parecer que su pareja solo este interesado en “hacerlo todo el tiempo”. Aquí cada cual ve lo peor en cada uno, dudan de su devoción uno del otro- todo debido a un circuito de recompensa primitivo, inconsciente de que los impulsos que da son imperfectamente emparejados, a la vez que el cerebro vuelve a su equilibrio.
                                                        circuito de recompensa



   Algunas personas intentan empatar con el libido ya fuera de sincronización por medio de la masturbación. Desafortunadamente los vibradores y videos pornográficos extremos hacen este trabajo con tanta intensidad que sobre estimulan mas allá de lo que el cerebro necesita, desensibilizándolo una y otra vez. A través del tiempo el pensar en tener sexo normal con su pareja no puede encender el deseo de fusionarse con esta. 

 ¿Qué hacer?   

Este no es un nuevo reto- evadir la maldición de la estimulación sexual que conduce a la desensibilidad y el descontento- pero, existen métodos como el doble cultivo daoista que promueve hacer el amor frecuentemente sin hacer énfasis en obtener el orgasmo para que las parejas retengan la sensibilidad y los matices asociados con el poder de unión de energía y  afecto; hecho que conduce a una profunda alegría y menos frustración sexual para ambos. 
 

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