Wednesday, June 22, 2011

El Arte del Renacimiento


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El Arte del Renacimiento

Introducción
            El periodo del renacimiento se considera que cubre sobre 200 años entre el 1400, siglo XV y el 1600, siglo XVI (Beck, 2004). La palabra renacimiento significa literalmente, renacer. Los dos principales componentes del estilo renacentista lo son: el resurgir de las formas clásicas originalmente desarrolladas por los griegos y los romanos, expresando interés intenso en la vida secular, y el interés en el humanismo y la aserción en la importancia del individuo. El periodo del renacimiento en la historia de las artes corresponde al inicio del gran descubrimiento y exploración de la era occidental, con un deseo innato de desarrollar los conocimientos en todos los aspectos de la naturaleza y del mundo.
            Durante el renacimiento los artistas no eran meros artesanos como habían sido considerados en la edad media. Por vez primera, surgieron personalidades independientes, en comparación con los poetas y escritores. Estos buscaban nuevas soluciones a los problemas formales y visuales, muchos de ellos se dedicaron al quehacer de la experimentación científica. Dentro de este marco se desarrollaron las perspectivas matemáticas o perspectivas lineares; un sistema en el cual todos los objetos de una pintura o en una escultura de bajo relieve estaban relacionadas ambos con su proporción y su racionalidad. Como resultado, la superficie pintada era considerada como una ventana al mundo natural, convirtiéndose en la tarea del pintor de retratar su mundo en su arte. Por consiguiente, los pintores comenzaron a dedicarse rigurosamente a la interpretación de los paisajes: la representación cuidadosa de los arboles, las plantas, las montañas lejanas y los cielos llenos de nubes. Los artistas estudiaron el efecto de la luz fuera de las puertas y cómo el ojo percibía los diversos elementos en la naturaleza. Desarrollaron la perspectiva aérea, en donde los objetos se hacían cada vez menos distintos y menos bruscamente coloreados mientras se alejaban del ojo del espectador. Los pintores del norte, en especial aquellos de Flandes y los países bajos, eran igual de avanzados que los Italianos en la pintura de paisajes y en la contribución a la innovación de sus contemporáneos sureños al introducir pinturas de aceite como nuevo medio.
            Aunque el retrato desarrollado era de un género en específico, a mediados del siglo XV, los pintores renacentistas alcanzaron la más grandiosa latitud con la historia o narrativa, en donde las figuras localizadas en un paisaje o en un ambiente arquitectónico actuaban una historia especifica, tomada de la mitología clásica o la tradición judeo-cristiana. Dentro de este contexto el pintor podía demostrar el hombre, la mujer y los niños en una rango completo de posturas y poses, al igual que las diversas emociones, reacciones y estados de sus sujetos.
            El renacimiento de las artes coincidió con el desarrollo del humanismo, en donde los académicos estudiaban y traducían textos filosóficos. El uso del latín clásico fué revivido y favorecido durante este periodo. El renacimiento también fue un periodo de ávida exploración, compuesto de capitanes de embarcaciones que se atrevían a buscar nuevas rutas hacia Asia, lo que resultó en el descubrimiento y la colonización de América del norte y el sur. Pintores, escultores  y arquitectos exhibían un sentido similar de aventura y la sed del conocimiento en la búsqueda de nuevas soluciones.      

  
          

El Arte del Renacimiento

            El renacimiento constituye un importante periodo en la historia de la humanidad. Surgió del marcado interés de grupos de intelectuales por renovar el pasado clásico de la tradición grecorromana; dicho periodo tuvo como escenario a la península itálica entre los siglos XIV y XV, luego se difundió por casi todo el continente europeo entre los siglos XV y XVI (Menéndez, León y Barrero, 2002). El renacimiento se desarrolló primero en Italia. Florencia, localizada al norte de Italia central, fue el lugar donde nació el renacimiento, periodo que comenzó en el 1300 y duró por 300 años, atrayendo así talentosos artistas, escritores, y escultores que formaron la historia de Florencia (Beck, 2004). El renacimiento tuvo como epicentro las ciudades del centro y norte de Italia, como: Florencia, Ferrara, Milán y Venecia, centros urbanos que para la época contaban con una activa vida comercial,  industrial y financiera, producto del periodo de gran expansión económica y demográfica de los siglos XII y XIII (Menéndez, León y Barrero, 2002).
            Las artes constituyen la mejor expresión espiritual del renacimiento. El ejemplo de los griegos y los romanos servían como inspiración para los italianos, tanto su lenguaje, (el cual se codificó alrededor del 1300 y evolucionó del latín romano) como las ruinas clásicas y artefactos en Italia, eran ricos en cultura y conocimiento. Las formas arquitectónicas romanas se encontraban en todos los pueblos y ciudades. Las esculturas romanas hechas en sarcófagos de mármol cubiertas en relieves eran conocidas a través de los siglos por los habitantes de Italia.
            Figuras perfectas, expresivas, cargadas de pensamiento, de excelentes coloridos y terrenales eran pintadas por pintores y artistas humanistas. El estudio y la investigación de lo clásico conllevaron a la perfección del cuerpo humano, ideal que había sido abandonado en la edad media (Menéndez, León y Barrero, 2002).  El concepto científico lineal, hizo posible representar el espacio tridimensional de forma convincente en una superficie plana, lo cual fue de gran beneficio en la pintura, la arquitectura y el diseño urbanístico. Veamos las esculturas en el renacimiento temprano, el cual comprende el principio del siglo XV. Según Beck (2004) fueron tres florentinos, originalmente entrenados como orfebres, quienes hicieron innovaciones cruciales. El mayor lo fue Filipo Brunelleschi, quien desarrollo la perspectiva lineal y se convirtió en un arquitecto, el primer constructor renacentista. Filipo diseñó el enorme domo octagonal de la Catedral de Florencia, conocido como el Duomo, completado en el año 1436. El domo fue considerado una de las obras de ingeniería más impresionante y de hazaña artística desde los tiempos romanos. Brunelleschi fue responsable del renacimiento del sistema clásico de columnas, el cual estudio en Roma. Este introdujo en sus nuevas estructuras tanto públicas como privadas  una nueva forma de integridad espacial que fue característica única del renacimiento.
            Según Beck (2004) Lorenzo Ghiberti es mejor conocido por los relieves que hizo en dos conjuntos de puertas de bronce doradas, producidas para el bautisterio de Florencia. Sus segundas puertas que ilustraban el tema del antiguo testamento fueron elogiadas por Miguel ángel, quien las denominó dignas de considerarse puertas del paraíso, desde entonces han sido conocidas por este nombre adulador.  Beck (2004) nos presenta a Donato di Niccolo di Betto Bardi, también conocido como Donatello; uno de los artistas más influyentes del renacimiento. Esto se debe a que no solo yacía en el poder de sus figuras, sino que también era un viajero. Donatello era Florentino, trabajaba en Venecia, Padua (Padova), Nápoles y Roma, siendo de tal modo instrumental en llevar las nuevas innovaciones desde Florencia hacia toda Italia. Sus trabajos principales incluyen el bronce de David (circa 1430-1435, Bargello, Florencia), imagen del héroe bíblico con la cabeza de Goliat a sus pies. Esta escultura era del tamaño de un hombre concebida en la ronda, fue la primera estatua creada desde tiempos antiguos. Otro de sus trabajos principales lo es el mármol de Cantoría o cantando alegría (circa 1433?- 1448, Museo dell’Opera del Duomo, Florencia), hecho para la catedral de Florencia con resultados de niños desnudos retozando (putti), convirtiéndose así en tema principal del arte renacentista. Donatello también trabajo en terracota y madera e hizo uso de las perspectivas lineales de Bruschelli en sus relieves. Sus esculturas eran estatuas dignas de la expresión independiente, a menudo representaba santos, convirtiéndose así en medida de excelencia por los próximos cien años (Beck, 2004).        
            Veamos las pinturas del principio del renacimiento. Según Walther y Suckale (2002) el primer pintor en emplear las nuevas técnicas lo fue Masaccio, quien a pesar de su corta carrera (lamentablemente murió a los 27 años), este joven tuvo un dramático efecto en el curso del arte. Masaccio utilizó las perspectivas lineales y aéreas en sus frescos (circa 1427), representando los episodios en la vida de San Pedro para la capilla de Brancacci en la Iglesia de Santa María del Carmín en Florencia (Walther y Suckale, 2002). En una de las escenas más famosas de esta obra, el Tributo al dinero, Masaccio invirtió las figuras de Cristo y los apóstoles con un nuevo sentido de dignidad, monumentalismo y refinamiento. Así la capilla de Brancacci se convirtió en lugar de entrenamiento para futuros pintores, incluyendo a Miguel ángel, quien copió las figuras de Masaccio (Walther y Suckale, 2002). En el fresco, La Trinidad (circa 1425, Santa María Novella, Florencia), Masaccio emplea algunos de los descubrimientos de Brunelleschi- perspectiva lineal- creando por vez primera una ilusión convincente del espacio, sugiriendo así una capilla.
            La dirección tomada por Masaccio fue compartida por sus contemporáneos, incluyendo a Paolo Uccello, quien tomó mucho de las potencialidades pictóricas de la perspectiva lineal (Boyle, 2001). Entre sus mejores trabajos estaban las tres escenas de las batallas (Uffizi, Florencia, Galería Nacional de Londres, y el Louvre en Paris), hechas a finales de 1440 para el palacio Medici en Florencia; en donde los participantes se mostraban bruscamente escorzados. Uccello también hizo el fresco Sir John Hawkwood (1436, Catedral de Florencia), pintado para simular un monumento de bronce ecuestre, un tipo derivado de los ejemplos romanos revividos independientemente de las esculturas de Donatello (Boyle, 2001). Otro maestro del mismo periodo, según Boyle (2001) lo fue Fra Angelico, un monje quien con su estilo refinado combino las nuevas formas fuertes del renacimiento con la delicadeza y el tratamiento del color. Fra Angelico fué particularmente innovador en la pintura de paisajes llenos de árboles. Sus trabajos incluyen una serie de decoraciones de frescos pintados entre los años de 1430 a 1440 para sus compañeros dominicos en el Convento de San Marco de Florencia. Florencia continuó dominando el florecimiento de las artes en Italia, aunque otras regiones proveyeron maestros importantes a lo largo del periodo entero (Boyle, 2001).
            Pisanello, trabajó para varias cortes ducales pequeñas, (incluyendo la de Gonzaga de Mantua y la del Este de Ferrara en Verona) con un alto estilo refinado lirico que fluía aun más que las obras de Masaccio (Mollison, 1968). Entre sus contribuciones se encuentran los resultados de retratos en medallas de bronce que fueron en gran medida preciadas por sus patrones aristocráticos. Mollison (1968) nos presenta a Jacobo Bellini como el fundador de la pintura renacentista en Venecia, la cual más tarde se convirtió en un fuerte rival artístico de Florencia. A pesar de que algunos de sus trabajos sobrevivieron, muchos de sus dibujos existen, únicos en ambos números y complejidad para el periodo. Jacobo fué el padre de dos maestros renacentistas, Gentile y Giovanni Bellini en conjunto con el suegro, Andrea Mantegna (Kallen, 2008).  
            Otra línea de primera generación de artistas del renacimiento lo es el genio de Umbría Piero della Francesca, experto en perspectiva y matemática, temas de los cuales escribía extensamente. Su estilo se aprecia mejor en su ciclo de la leyenda de la cruz verdadera (circa 1453-1454) en el coro de San Francesco en Arezzo. Sus medidas y estilos geométricos hacen un gran eco en el arte monumental de Masaccio, pero es un poco más abstracto y distante. Más tarde en su carrera Piero comenzó a combinar tempera, el medio usual para los paneles de fotos con pinturas de aceite, las cuales fueron adaptadas de los pintores de los países bajos (Mollison, 1968).
            El arte del renacimiento temprano se ha resumido en varias maneras por medio del trabajo de León Battista Alberti. Según Faure (1937), León era humanista, erudito latino y escritor prolífico, entrenado en el norte de Italia, debido a que su familia fue exiliada de Florencia. Este tuvo una experiencia directa con la pintura, la escultura y era un arquitecto inventivo. Entre sus diseños más influyentes se encontraban la fachada completada en el año 1458 en Santa María Novella en Florencia, en donde Alberti desarrollo el sistema frontal aplanado en los templos, el cual luego se utilizo ampliamente (Beck, 2004). Este también diseñó varias iglesias en Mantua (Mantova), incluyendo la de San Andrea completada en el año 1494. De igual importancia a sus edificios se encontraban sus trabajos teoréticos en pinturas, esculturas y arquitecturas. En sus libros Alberti sintetizó todas las innovaciones de sus contemporáneos e incluyó prácticas antiguas. Como resultado de sus escritos surgió la propagación de nuevas ideas a través de Italia y el  mundo. Según Faure (1937) Alberti dedicó su libro sobre pintura a Brunelleschi, al igual que a Ghiberti, Donatello, Luca della Robbia y Masaccio.
            Veamos la segunda generación de artistas renacentistas, según Kallen (2008) esta generación subsiguiente está compuesta de innovaciones, en las perspectivas lineales y aéreas, rendiciones de paisajes y composiciones rigurosas, todas consolidadas y más refinadas. En Florencia artistas como Antonio del Pollaiuolo y Andrea del Verrochio exploraron las complejidades de la anatomía humana, tomadas directamente de la vida cotidiana. Kallen (2008) y Beck (2004). Simultáneamente nos presentan a ambos como escultores y pintores que presentaban sus figuras con una nueva concentración de musculatura, ejemplificadas en la obra maestra de Pollaiuolo, El Martirio de San Sebastián (1475, Galería Nacional de Londres). Pollaiuolo hizo también dos importantes  tumbas papales  en bronce: la tumba de Sixto IV (1484-1493) y la tumba de Inocencio VIII (1493-1497), ambas se encuentran en la bóveda del vaticano en la Basílica de San Pedro en Roma.  Las preocupaciones de Pollaiuolo y Verrochio fueron más tarde abordadas por Leonardo da Vinci, el mejor estudiante de Verrochio, sus investigaciones artísticas y científicas fueron las más importantes del renacimiento. Leonardo era activo en todas las artes y en otras disciplinas (Walther y Suckale, 2002).
            Los pintores líderes de la segunda generación al norte de Italia lo eran: Andrea Mantegna de Padua y Giovanni Bellini de Venecia (Walther y Suckale, 2002). Según Becker (2004), Mantegna estuvo activo en Verona y Roma por un corto periodo de tiempo y a su vez pasó gran parte de su carrera trabajando para la familia dominante de Mantua, Gonzaga. La decoración del fresco  en la Cámara Degli Sposi (1465-1474) en el palacio de Doge (Palazzo Ducale) es considerada una de sus obras maestras. Este pintor extendió sus límites al abrir hacia afuera las paredes y el techo en la programación de fresco unificado para dar la impresión de que existía un espacio más grande, de esta forma los mundos reales y pintados se hacían difíciles de separar. Su acercamiento trompe l’oeil fue seguido o continuado por muchos pintores de murales o muralistas.  Durante los próximos dos siglos, en especial las ilusiones de los vastos techos barrocos en las iglesias y los palacios (Mollison, 1968).
            El estilo de Mantegna era severo, vigoroso, rico en modelaje, de uso de perspectiva audaz, con la influencia del arte de su cuñado Giovanni Bellini, quien trabajo casi exclusivamente en Venecia (Walther y Suckale, 2002). Bellini era inmensamente influyente, no solo a través del ejemplo de sus magnificas pinturas pero también como maestro de arte de los próximos artistas: Sebastiano del Piombo, Giorgione y Titian (Boyle, 2001). Bellini introdujo colores brillantes y fuertes en su paleta, la cual se convirtió en característica principal del arte en Venecia. Los colores vibrantes venecianos se veían en contraste con el énfasis que se le daba al dibujo o disegno en el arte florentino. El Retablo de San Giobbe (1448, Accademia, Venecia) es uno de los trabajos más finos de Bellini. El uso del color fuerte,  los bordes suaves y los actores silentes encapsulados en una atmosfera dorada son típicos de su estilo tardío. Bellini era un consumado pintor de paisajes, genero que rápidamente se convirtió en especialidad de los venecianos (Mollison, 1968). Bellini comenzó a usar pinturas de aceite en sus canvas como su medio favorito, prefiriéndolo a la tempera en paneles de madera, los aceites en canvas se convirtieron en medio común para el comienzo del siglo XVI (Faure, 1937).
                Otro pintor líder de la segunda generación de artistas renacentistas lo era Sando Botticelli, el maestro favorecido por la familia Medici en Florencia. Su arte era lirico, con fluidez, y decorativo en apariencia en sujetos paganos o cristianos (Creighton, 1970). Sus dos trabajos más famosos, ambos en la Galería Uffizi, lo son El Nacimiento de Venus (1482) y Primavera (1478). El tipo de figura de Venus está basada en una estatua antigua, pero en la obra se presenta de pie sobre una concha  saliendo del mar pálido azul de donde nació. Botticelli hizo uso poderoso de esbozos en el establecimiento de esa elegante imagen, modelando con luz las tonalidades oscuras (Chiaoscuro) a un mínimo (Creighton, 1970).
            Veamos los artistas del renacimiento alto según White (1983) en su libro Studies in Renaissane Art, los artistas de esta generación fueron responsables de tomar el arte a un nivel de doble expresión. El periodo que se refiere al alto renacimiento fue iniciado por Leonardo da Vinci, quien al volver a  Florencia desde Milán en 1500, fundó el medio para todas sus invenciones pictóricas (White, 1983). Durante ese tiempo se encontró con el joven Miguel Ángel, quien a su vez estaba a punto de comenzar su famosa escultura gigantesca David (1501-1504, Academia). Esta imagen atrevida, muy pronto se convirtió no tan solo en el símbolo de la ciudad de Florencia, sino que en el arte del renacimiento alto y como estandarte en contra de la medición de otros trabajos de arte (White, 1983).  David, como sujeto, tenía todo el potencial para ser vigoroso, de fuerte acción, no obstante Miguel Ángel decidió presentarlo en su autocontrol al momento de encontrarse con Goliat (Campbell, 2004). Así mismo hizo Leonardo con sus figuras en los apóstoles en La Ultima Cena (1495-1497, Santa María delle Grazie, Milán) al escoger representar el momento justo después  que Cristo había dicho que uno de sus apóstoles le traicionaría (Beck, 2004). Durante el alto renacimiento tenían la tendencia de reducir sus sujetos a su desnudez con la excepción de algunos detalles extraños y características anecdóticas, los cuales eran permitidos para asegurar que la atención   del observador se enfocara en la esencia del tema (Campbell, 2004).
            El centro del alto renacimiento llego a cambiar  Roma en la corte del Papa Julio II, quien contrato los artistas y arquitectos  italianos para trabajar en proyectos ambiciosos (White, 1983). Donato Bramante era el arquitecto excepcional del periodo, era de Umbría y comenzó como pintor trabajando el estilo de Piero della Francesca. Según Campbell (2004), luego de una larga estadía en Milán, tiempo en que Leonardo también estaba.  Bramante se quedó en Roma, donde produjo los trabajos de Tempietto (1502); una miniatura clásica de Tholos (redonda)  en el templo sitiado en el patio de San Pietro en Montorio; una serie de palacios privados que incluyen la casa de Rafael (destruida en el siglo XVII) y la más notable de todas: el diseño (circa 1506) de la nueva Basílica de San Pedro. Para la Iglesia Principal Romana del Templo de la Cristiandad,  Bramante previó una estructura central abovedada como un domo, como la estructura de la armadura de una cruz griega. Miguel Ángel eventualmente tomo el control de la construcción de la iglesia, le hizo unos cambios que  cumplían con sus expectativas arquitectónicas, siempre manteniéndose cercanos al espíritu del diseño original de Bramante. Bramante también tuvo una gran influencia en arquitectos del renacimiento tardío, incluyendo al Sienes Baldassare Peruzzi, quién  construyó  el Farnesina (1509-1511), la villa más fina y privada de la familia Chigi en Roma principios del siglo XVI.      
            Veamos  al artista Rafael: nacido en Umbría,  estaba entre los pintores atraídos hacia Roma. En su libro Renaissance Art and Architecture,  Campbell (2004), nos dice que como estudiante de Perugino, Rafael estudió en Florencia al mismo tiempo en que Leonardo y Miguel Ángel estuvieron también allí, ayudando a formar el lenguaje artístico del Renacimiento alto. Rafael se fué a Roma en 1508 y permaneció allí hasta su muerte en 1520. Se convirtió en el pintor líder de Florencia, formando así un taller activo con numerosos asistentes. Además de las series de retratos distinguidos que hizo del Papa Julio II y otros notables, como también retablos más pequeños, los trabajos de Rafael incluyen las decoraciones de fresco (1508-1517) para la estancia de cuatro habitaciones en el Palacio del Vaticano. La estancia más importante es la Stanza della Segnatura, la cual contiene la Disputa, una explicación elaborada del sacramento de la eucaristía. Mientras que los eclesiásticos discutían la doctrina en la zona baja, justo por encima de ellos se encontraba la obra Cristo y su compañía celestial en un majestuoso semicírculo.
            Al otro lado de la habitación estaba La escuela de Atenas, la cual representaba la filosofía  clásica de como la Disputa se estacionaba en la teología cristiana, donde yacía la presión horizontal y la tierra, en el lugar  en que los cielos estaba representado. El punto de desvanecimiento de la perspectiva se encontraba detrás de las figuras centrales de Aristóteles y Platón, rodeados de pensadores nobles del pasado clásico; donde casi todas esas figuras eran retratos de artistas contemporáneos a Rafael (Cregthon, 1970).  Raramente la pintura narrativa ha alcanzado claridad y perfección como lo hizo en la Escuela de Atenas. Los frescos inmensos de Miguel Ángel en la capilla Sixtina se hicieron alrededor del mismo tiempo, inspirando al joven Rafael con nuevas ideas.                                                                      
            Luego de que Giovanni Bellini haya sentado las bases la pintura, en Venecia floreció ese estilo. Beck (2004) nos dice que Giorgone o Giorgio Barbarelli, puso en movimiento la escuela de pintura y arte poética y a pesar de su corta vida su arte se caracterizaba por contornos suaves y enigmáticos, con sujetos siempre personalizados. Su pintura más famosa lo es La tempestad (circa 1505, La Accademia), representa el paisaje idílico en donde una tormenta amenazadora  se cierne sobre las figuras de un hombre bien parecido aparentemente parado resguardando a una mujer que está  lactando a un bebe. Un estudiante de Bellini y otro seguidor de Giogione, Tiziano Vercellio, mejor conocido como Titian, era uno de los más talentosos pintores del alto renacimiento en Venecia y digno de ser rival de Rafael o Miguel Ángel. Entre sus trabajos tempranos más admirados se encuentran El Amor Sacro y Profano (circa 1515 Galería Borghese, Roma), una pintura alegórica en la que dos mujeres, una desnuda (Amor Sacro) y la otra vestida (amor profano) están sentadas opuestas una a la otra de manera serena evocando el mundo misterioso de Giorgione (Beck, 2004). La Asunción de la Virgen (1516-1518) era una pintura de aceite gigantesca para el altar de Santa María dei Frari en Venecia, es una de las obras maestras de Titian. La figura de la virgen se presenta alzada sobre los apóstoles y moviéndose hacia dios el padre, presentadas en la curva del tope de la pintura, donde los tonos cálidos, los rojos vivos, los amarillos dorados dominaban. Titian también sobresalió en el tratado de sus sujetos clásicos, como Bacco y Ariadna (1520-1523, Galería Nacional de Londres) y el Culto de Venus (1518-1523, Prado, Madrid), ambas obras ejecutadas para el Duque de Ferrara.
            En su larga carrera, Titian produjo trabajos importantes para su patrón, el emperador romano Carlos V, quien lo hizo miembro pintor de la nobleza. Entre sus trabajos se encuentra varios retratos del monarca de Habsburgo, incluyendo una del emperador a caballo, Carlos V en la batalla de Muhlberg (1548, Prado). La imagen ecuestre se convirtió en el prototipo para los retratos de estado durante los próximos dos siglos. Titian continuó pintando hasta llegar a la vejez, caracterizándose por sus pinceladas libres, colores intensos, figuras monumentales y paisajes idealizados que magistralmente continuaban marcándose en su arte. El ejemplo más evidente lo encontramos en La Coronación de Espinas (circa 1570, Alte Pinakothek, Múnich), en donde  las formas parecen disolverse en un laberinto de puro color, luz y pigmentación (Beck, 2004).
            Según Kallen (2008), Antonio Allegri se llamó Correggio luego de  dejar su pueblo nativo Emiliano, siendo otro artista de gran influencia en el arte renacentista. Corregio pasó la mayor parte de su tiempo trabajando en Parma donde se ubicó en el año 1518. Este hizo un enorme ciclo de  fresco para la catedral de Parma y para la iglesia de San Giovanni Evangelista. Con sus referencias a Miguel Ángel, Rafael y Titian, el arte de Corregio revela sus conocimientos en estilo monumental que se practicaba en Venecia y en Roma. La influencia de Leonardo se puede ver, pero Corregio creó su estilo único. Sus pinturas estaban caracterizadas por su habilidad en escorzo, rechazo manierista del balance clásico que anticipaba el arte del renacimiento tardío; plateado, de colores sensuales y con la tendencia de presentar el éxtasis espiritual y físico. Al igual que otros artistas del periodo, la producción de Corregio se dividió entre pinturas clásicas, retratos y frescos religiosos para retablos de la iglesia. En el convento de Parma en San Paolo hizo un fresco en una habitación con escenas que representaban la diosa Diana rodeada de referencias alegóricas de gran complejidad. En su trabajo Corregio se prueba como el gran maestro entre sus pares en la pintura renacentista alta (Kallen, 2008).


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