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Mujer: Al menos ya se el tipo de hombre con el que quiero estar. No es fácil decidirse por lo que uno de verdad desea. Pero estoy tranquila porque se lo que necesito
Hombre: Y mirando hacia adelante:
¿qué es lo que deseas, lo que te gusta y lo que necesitas?
No pretendo que leas esta respuesta. No pretendo que intentes entenderla. Muchos hombres no la entienden. Cuando la leen se alejan de mi. Piensan que es una manera de atacarles su “vanidad” o su “autoestima”, pero más que eso, en su realización breve de su mísera existencia, saben que yo he descubierto qué tipo de personalidad yace bajo su máscara perfectamente colocada. Son estos hombres los que se venden una y otra vez como personas inteligentes, pero en realidad son parásitos, llenos de envidia. Una mujer libre como yo, emancipada intelectualmente aspira a obtener logros no tan solo educacionales y profesionales, sino artísticos, familiares y sobre todo en el ámbito personal tener éxito en las relaciones intimas, que están sean mejores que las relaciones que las personas comunes sostienen.
Deseo lo imposible. Conocer alguien como yo. Que no se limite. Que sea abierto en todo el sentido de la palabra, que sea libre intelectualmente. Una persona libre/emancipada intelectualmente es libre sexualmente y capaz de hacerlo todo o al menos intentarlo todo aunque sea una vez.
Es importante para mí, como mujer emancipada intelectualmente:
· Un hombre que no se odie a sí mismo.
· Un hombre que no trate de realzar su autoestima por medio de sus aventuras sexuales.
· Un hombre que esté consciente de que el sexo es el efecto de una expresión que tiene el valor que yo le doy o que el mismo le dé.
· Un hombre que realice que la riqueza material y el dinero son productos de raíces intelectuales (producto de estudios/ educación).
· Un hombre que entienda que el sexo no es una capacidad física independiente de su mente, sus decisiones y su código de valores.
· Un hombre lo suficientemente intelectual e inteligente como para entender que el amor no es ciego, que entienda que su cuerpo no crea el deseo, que comprenda que ese deseo no toma las decisiones por él.
· Un hombre que realice que su decisión sexual es la suma de todas sus convicciones fundamentales.
1. He observado lo que los hombres encuentran atractivo sexualmente y partiendo de sus intereses y deseos, puedo decirles su filosofía de vida completa.
2. He observado las mujeres con la que esos hombres se acuestan y partiendo de esa observación puedo decirles como ellos se autoevalúan.
Son estos hombres los que practican la corrupción de la virtud (son despreocupados). Para estos hombres el sexo es el acto más egoísta de todos los actos-el acto sexual que ellos hacen es para su propio gozo y solo piensan en tratar de hacer un acto de caridad sexual. Pero estos hombres no tienen la capacidad de comprender que estos actos no son posibles sin la degradación de la persona a la cual le están haciendo el favor. Solo piensan en su auto-exaltación, se sienten confiados al verse deseados y ven ese deseo como valor. Estos hombres siempre se sentirán atraídos por mujeres que reflejen la visión profunda de sí mismos. Estos hombres siempre se sentirán atraídos hacia la mujer que se rinda y le permita a él la experiencia de falsificar su propio sentido de autoestima.
El hombre que esté orgulloso y seguro de su propio valor:
1. Deseara la mujer más alta.
2. La más grande que pueda conseguir.
3. Es la mujer que el admirará.
4. Será la más fuerte.
5. La más difícil de conquistar.
6. Esta mujer será como él, una heroína intelectual exitosa y no una puta sin cerebro.
Un hombre así no buscara ganar su valor, sino expresarlo. Para este hombre no hay conflictos entre los estándares mentales y los deseos del cuerpo (Brennan 2001).
El hombre que se ha convencido a sí mismo de su propia invalidez y bajeza siempre se verá atraído hacia la mujer que él en realidad odia:
1. porque ella reflejara el secreto de sí mismo,
2. ella lo liberara de esa realidad objetiva que ha sido un fraude en su vida,
3. ella le dará un momento de ilusión: de lo que es el valor que él piensa de sí mismo y un escape momentáneo del código moral que lo maldice.
He observado el caos horrible que el hombre hace de su vida sexual. He observado todas sus contradicciones, las cuales este dice son parte de su filosofía moral (Aristóteles, 1967)- una procede de la otra: su vida sexual es producto de sus contradicciones.
¿Qué es el amor?
El amor es la respuesta de nuestros valores más altos y no puede ser nada más. (El valor que nosotros tenemos o cuanto valemos)
Pero el hombre corrompe sus propios valores y su propia visión de existencia, profesa que:
1. El amor no es un acto de auto-placer sino de auto-negación.
2. Que la virtud consiste en cogerle pena a los demás, tener debilidad, o sacrificarse, en lugar de que consista en orgullo y valor propio.
3. Que el amor más noble nace de: la caridad y no de la admiración, en respuesta a las fallas y no al valor de la persona.
Es por esta razón que los hombres y las mujeres se parten en dos, en una disonancia cognoscitiva (Festinger, 1957) que no tiene solución. Cuando llegan a este punto en su vida (en el caso del hombre, pero se aplica a la mujer también):
1. Su cuerpo no le obedecerá y no responderá.
2. Su cuerpo le hará impotente hacia la mujer que él le profese su amor
3. Se arrastrará hasta buscar el tipo más bajo de mujer que pueda encontrar: la mujer que a simple vista es hermosa físicamente (The trophy wife- pues ha hecho de su físico una fuente de ingreso, admiración y recepción de enfermedades) pero que aún no se ha emancipado intelectualmente.
4. Su cuerpo siempre seguirá la última lógica de sus convicciones más profundas.
Estos hombres creen que las faltas en ellos mismos son valores (el valor que se supone tengan, o cuánto valen). Así maldicen su propia existencia como malévola, atrayendo siempre el mal (Rand, 1980). Pero estos hombres ni realizan que se han maldecido a sí mismos pues lo han hecho de una manera imperceptible.
La depravación que sienten es lo único merecedor de su disfrute. Han logrado igualar la virtud con el dolor y han llegado a sentir que el vicio es el único placer.
Para racionalizar y justificar sus actos, sus conductas y sus preferencias…
1. Gritan que su cuerpo tiene deseos viciosos los cuales no pueden controlar.
2. Gritan que el sexo es un pecado.
3. Dicen que el verdadero amor es una emoción pura del espíritu.
Pero entonces se preguntan amargamente por que el amor no les trae nada más que aburrimiento y porque el sexo para ellos es un acto de vergüenza. (En el hombre este acto de vergüenza, según Álvarez, 1999, se refleja en la conducta sexual reprimida y egoísta en donde éste, a simple vista demuestra características de alienación, se despreocupa por su pareja sexual, se concentra en sus deseos pero a la vez es incapaz de lograr alcanzar placer a plenitud)
Solo el hombre que se exalta en la pureza del amor (al decir que el amor es una emoción pura del espíritu) sin ningún tipo de deseo (pues su deseo es producto de su cuerpo y no de su mente) es capaz de depravarse (en un acto de vergüenza sexual, según Álvarez, 1999) para el deseo de no sentir amor (no es capaz de entender que el amor no es una emoción pura del espíritu, sino la respuesta de nuestros valores más altos).
Los seres humanos están divididos por la misma mitad. En su hipocresía unos odian la riqueza material, el dinero, el éxito de la producción de este…
Estas personas son idealistas- no tienen emociones definidas para el significado de su existencia y sus virtudes.
Estas personas idealistas son:
1. Las que lloran desesperadamente por que no pueden sentir nada por la mujer que respetan.
2. A la vez se sienten atados a una pasión irresistible por una mujerzuela de la calle; una mujer cualquiera es y puede variar entre:
a. una estudiante universitaria que esconde su promedio de C para acostarse indiscriminadamente con cuanto hombre la mire,
b. una mujer que vive para sacarle el dinero a los hombres,
c. una mujer que a pesar de ser hermosa físicamente en su mísero exterior, continua acostándose con hombres indiscriminadamente para realzar su autoestima,
d. una mujer que usa su apariencia física como una manera de conseguir dinero o casamiento,
e. una mujer que se dedica a tener hijos de distintos hombres con el fin de beneficiarse económicamente,
f. una mujer que seduce a hombres menores de edad (mucho menores que ella) con el fin de arruinarles su vida.
Esa es la mujerzuela barata parasitaria y ese es el hombre idealista que se siente atraído hacia esta.
Otro tipo de hombre es:
El tipo de hombre práctico= el hombre que odia:
1. los principios,
2. las abstracciones,
3. el arte,
4. la filosofía
5. y los odia en su propia mente, pero no lo revela de inmediato, más bien se esconde tras ellos para atraer a las personas.
El hombre práctico piensa que:
El obtener objetos materiales es la meta más importante de su existencia. Para este, la mujer es un objeto material que debe obtener.
Espera que se le brinde el placer y no es capaz de entender la fuente del origen del placer.
Se pregunta porque mientras más tiene, menos siente.
Es el hombre que se pasa la mayor parte de su vida invirtiendo su tiempo corriendo tras las mujeres, engañado una a una, haciéndoles creer que son especiales, utilizándolas a su antojo, sin poder en realidad satisfacer ni tan siquiera solo a una.
Es un fraude no doble, sino triple el que penetra en él.
Observando a este hombre…él no admitirá su necesidad de autoestima, pues le escupe en la cara a este concepto como código moral.
Siente que su propia inferioridad viene de la creencia de que él es un pedazo de carne.
Nunca lo admitirá pero sabe que el sexo es una expresión física de los atributos y valores personales, por esta razón trata de destruir a las personas que tienen más valor que él.
Este hombre práctico trata…por medio de movimientos sin efecto, de obtener lo que se supone sea su causa.
Este trata de ganar el sentido de su valor propio y de la mujer que se rinda ante él.
Pero olvida que la mujer que el escogió carece de carácter, de juicio de estándares y de valores (no tiene valor y no vale nada igual que él).
Este hombre se dice así mismo: que lo único que le interesa es el aspecto físico del placer- PERO HE OBSERVADO COMO…se cansa de las mujeres en semanas o en una noche, odia a las prostitutas profesionales (mujeres “hermosas” que este escoge pero que siempre exigen sutilmente se les pague con dinero, salidas, prendas, regalos, o simplemente tiempo).
Este hombre adora imaginarse que esta seduciendo a una mujer virtuosa que a su vez haga una gran excepción para su beneficio propio.
Este es el sentimiento de logro que busca y que sin duda nunca encontrará.
¿Qué gloria puede haber en la conquista de un cuerpo sin mente propia?
Aquí está el mujeriego: el hombre práctico, el hombre común que no ha logrado emanciparse intelectualmente.
La mujer que se pasa corriendo detrás de los hombres, es quien está tras la misma cosa que el hombre busca y sin duda vive su vida sin propósito fundamental, al igual que el hombre a quien escoge.
Esta mujer está tras el deseo de ganar por su propio valor (lo que ella piensa que vale) el puntaje de la fama que envuelve al hombre a quien conquista.
Aquí el único detalle es el siguiente: esta mujer es mas falsa que el hombre. El valor que ella busca ni tan siquiera es un hecho actual, es más bien una impresión que quiere darles a otras mujeres con la intención de causar envidia en ellas.
¿Qué es lo que esta mujer desea, sin pretender lo esperado? Sabe lo que le espera y se reduce a continuar el mismo ciclo.
La falsedad se esconde en la naturaleza de sus deseos. Estas mujeres desean acostarse con hombres por el mero hecho de hacerlo. No son capaces de ser reales ni mucho menos honestas. Lo que desean es que se les alimente su vanidad y el hombre práctico/mujeriego/hombre común sabe muy bien cómo alimentar a este tipo de mujer.
Referencias:
Álvarez, G. (1999). Sexoterapia Integral. México: Editorial El Manual Moderno.
Aristóteles (1967). Obras. España: Aguilar.
Brennan, J. F. (2001). Historia y Psicologia. México: Prentice Hall.
Festinger, L. (1957). A Theory of Cognitive Dissonance. NJ: Stanford University Press.
Rand, A. (1980). Atlas Shrugged. New York: Random House.